Fecha: 12/04/2016
Lugar: Habitación Dseda
Clima: Agradable


Pequeña, esta habitación es demasiado pequeña. Aunque en principio esta bastante bien equipada:
El baño es lo suficientemente grande para que pueda poner todos mis bártulos de maquillaje y peluquería (Aunque había tenido que arrancar el espejo para poner uno mas grande y con luz) y la bañera tiene hidromasaje.
El armario también ha sufrido el toque de la moda de Danika, convirtiéndolo en un armario/vestidor donde podría guardar todos mis vestidos y zapatos (Que no eran pocos). Era consciente de que esta era probablemente una de las mejores habitaciones de la academia, probablemente gracias a Tyler.
Suspiro y me derrumbo encima de la enorme cama hasta que me percato de algo mucho mas aterrador que la carencia de lujo o el pequeño tamaño de la habitación: Una segunda cama.
-No, no, no, no, no...-
Comienzo a pasearme como una histérica por toda la habitación.
- Esto definitivamente no esta pasando.-

Una vez que el señor Stark me terminó de inscribir en la academia,decidí que lo primero que tendría que hacer era conocer mi habitación... Y a mi compañera de cuarto.
Saqué de nuevo el papel que me había entregado el director de aquella academia. "Danika Lawrence"... ese era el nombre de mi compañera de habitación. Suspiré, rogando que fuera una persona agradable y que no notara que no era una mutante, o menos una humana. Resoplé.
Pasara lo que pasara, debía comportarme bien con ella. No podía intervenir en el transcurso de la historia humana, aunque así lo quisiera. Eso implicaba no involucrarme con nadie, y siempre que podía, intentar ser buena y amable.
A medida que caminaba por el pasillo, intentando orientarme por aquella especie de laberinto, finalmente llegué a la zona de habitaciones. Miré a mi alrededor, buscando una indicación... Finalmente encontré el nombre de la habitación, cerca del final del pasillo.
Caminé hacia allí con rapidez, y me quedé parada enfrente de la puerta. Tomé aire y, usando una llave que el mismo Tony me había dado, abrí al puerta de la habitación...Rogando que todo saliera bien...

De pronto la puerta de la habitación se abre.
Instintivamente me armo con lo primero que encuentro a mano que resulta ser uno de los zapatos del par de Mary Jane con sus archiconocidas suelas rojas.
Bajo mi Loubotin al darme cuenta de que debe ser mi compañera de cuarto.
La inspecciono de arriba abajo: no parece gran cosa con esos vestiditos de niña buena pero yo era una profesional, podria convertir a cualquier tipa en una diosa recién bajada del cielo y un reto es un reto.
La hago pasar y le cojo la maleta abriéndola encima de la cama y comenzando a sacar su ropa lanzando a un montón aquella que no vale.
-Esta no, esto tampoco ... ¡DIOS! ¡Esto pasó de moda como hace 3 temporadas!-
Entro a mi armario revolviendo en el como una loca hasta encontrar un conjunto que le pueda ir bien.
Acabo decantandome por vestido rojo de un hombro combinado con unas sandalias en color nude.
-Si vas a ser mi compañera mas vale que seas una diosa.-
Le grito mientras corro hacia el baño en busca de mi rizador.
-Y por cierto, soy Danika Lawrence, que no se te olvide.-

Abrí la puerta y la ví... Mi compañera de cuarto armada con.... ¿un par de zapatos? No me cerraba por completo, pero... quizás sus poderes le permitieran transformar eso en un escudo, o algo así.
Como fuera, solo sonrió mientras pasaba.
-Hola, mi nombre es...- comencé a presentarme, pero ella no me dió tiempo. Prácticamente arrebatandome la valija, la abrió de par en par y comenzó a revolver todo. La observé, ciertamente sorprendida de su astucia.
La ví correr de un lado a otro por toda la habitación, buscando cosas de cajones, mientras yo seguía parada en medio de la habitación, sin saber bien que hacer.
Cuando dijo que debía ser una diosa para ser su compañera, sonrei... No sabía lo que pedía, pero menos sabía que yo era exactamente eso... Una diosa.
Observé el vestido que me trajo y negué con la cabeza.
-¡Señorita Lawrence, por favor!- le pedí para que dejara de moverse. -¿Qué es lo que tiene de malo mi forma de vestir?- pregunté con cierta inocencia.
Siendo una diosa de cientos de miles de años, la ropa o las modas no me importaban en lo más absoluto, pero si su forma de pensar.