Durante su juventud en Grecia, Adriana era una chica alegre, enérgica, sociable y bondadosa: una chiquilla inocente, amable y caritativa a la que todos sus conciudadanos apreciaban y querían.
No era una chica especialmente coqueta pero sí muy femenina que estaba siempre dispuesta a ayudar.
Cuando contrajo matrimonio tuvo que madurar forzosamente y volverse una buena ama de casa y una buena esposa, se volvió más seria y responsable.
Después de su transformación en sucubo se volvió mucho más independiente, seductora y atrevida, consciente del influjo que ejerce su belleza en los hombres.
Suele ser directa y ligeramente mordaz en sus comentarios sin importar a quien escandalize.
Se ha convertido en una chica despreocupada, enérgica , sociable extrovertida y carismática.
No le gustan las relaciones serias, y solo ve a los hombres de manera sexual debido a su naturaleza de sucubo.
En público muestra su faceta más divertida pero en privado es mucho más reflexiva y de cuando en cuando se pone melancólica al recordar fragmentos de su pasado.